La melancolía o la tristeza (no confundir con depresión) al igual que la felicidad no son estados permanente del ser humano. Todos tenemos momentos de tristeza, melancolía, también llamados “momentos malos o de bajón”. Pero ¿es la tristeza necesaria, imprescindible o útil al ser humano?
En este corto de animación “Breve historia de la melancolía” se define qué es exactamente la tristeza, qué podemos hacer cuando nos llega e incluso cómo la tristeza puede sernos de utilidad.
La historia de la tristeza
Los científicos hablan de cómo ese estado de tristeza es lo que ha conseguido que el ser humano sea un ser social, que cree comunidad. De la empatía que provoca el afectado de tristeza surgen las relaciones. Las penas ajenas nos tocan y nos mueven. Generalmente se entiende como tristeza la reacción a una situación difícil. Cuando un amigo te dice que está triste normalmente le preguntamos “¿Qué te ha pasado?”.
Aunque el corto es lo suficientemente didáctico vamos a intentar ampliar esa breve historia de la melancolía.
En la época de las civilizaciones griegas y romanas filósofos y físicos la tristeza así como las enfermedades venían dada por un exceso o falta de algunos de los 4 humores (fluidos) de los que estaríamos compuestos los seres humanos: bilis negra, bilis, flema y sangre, La teoría de los cuatro humores.
Concretamente era la bilis negra, localizada en el bazo, era la causante de ese estado melancólico. De ella procede etimológicamente la palabra “melancolía”, del griego μελαγχολια, formada de μελας (melas = negro) y de χολης (cholis = bilis)
Robert Burton bajo el pseudónimo Demócrito Junior, el filósofo de la risa, escribió en 1621 “Anatomía de la melancolía”, el mayor tratado sobre la tristeza y depresión hasta entonces. El estilo satírico y barroco de Burton hace de su obra algo más que en ensayo clínico. Da a entender que la escribió con fines terapéuticos:
Yo escribo sobre la melancolía para permanecer ocupado y así evitar la melancolía
«Nos rascamos donde pica». Yo estaba no poco molesto con esta enfermedad a la que llamaré mi Señora Melancolía, mi Egregia o mi Genio Maligno, malus genius. Y por esta causa, como aquel a quien le pica un escorpión, sacaría «un clavo con otro clavo», clavum clavo, calmaría el dolor con otro dolor, el ocio con el ocio…
Una de las famosas citas de Burton ha permanecido como cliché en el mundo del arte:
“He who increaseth wisdom increaseth sorrow”
”Aquél que aumenta su sabiduría aumenta su tristeza”
Los poetas románticos y los artistas asocian tristeza a creación. Siendo la tristeza es la esencia del ser humano para poder gozar de la belleza.
Hoy se debate si la tristeza es universal o subjetiva. La teoría de los 4 humores perduró desde Hipócrates hasta la medicina moderna y vigente en China o la India. El sufrimiento en otras culturas como la budista es parte fundamental de cómo se entiende el proceso vital. Diferentes culturas y expresiones muestran aproximaciones distintas a un mismo sentimiento que ha coexistido siempre. Pero a pesar de las diferencias parece que lo que más nos ayuda a sobrellevarla, a superarla es expresar y compartir nuestros sentimientos.
Pero cuando la tristeza se convierte en un estado permanente hablamos de una brutal enfermedad: la depresión. Una enfermedad que la medicina moderna trata curiosamente con química, no para tratar la bilis negra pero sí un desequilibrio físico en el cerebro.
Y como en el corto acabamos también con 2 poemas de Emily Dickinson
La esperanza es el ser con plumas
que anida en el alma,
y canta una melodía sin palabras,
y nunca concluye del todo.
I measure every grief I meet
I measure every grief I meet
With analytic eyes;
I wonder if it weighs like mine,
Or has an easier size.I wonder if they bore it long,
Or did it just begin?
I could not tell the date of mine,
It feels so old a pain.I wonder if it hurts to live,
And if they have to try,
And whether, could they choose between,
They would not rather die.I wonder if when years have piled—
Some thousands—on the cause
Of early hurt, if such a lapse
Could give them any pause;Or would they go on aching still
Through centuries above,
Enlightened to a larger pain
By contrast with the love.The grieved are many, I am told;
The reason deeper lies,—
Death is but one and comes but once,
And only nails the eyes.There ’s grief of want, and grief of cold,—
A sort they call “despair”;
There ’s banishment from native eyes,
In sight of native air.And though I may not guess the kind
Correctly, yet to me
A piercing comfort it affords
In passing Calvary,To note the fashions of the cross,
Of those that stand alone,
Still fascinated to presume
That some are like my own.
Cada pesar que me encuentro mido
Cada pesar que me encuentro mido
con ojos atentos y escrutadores…
Me pregunto si pesa como el mío
o si es más llevadero su tamaño.Me pregunto si lo aguantan de largo
o bien si apenas acaba de empezar;
la fecha del mío decir no puedo…
como un dolor tan añejo es sentido.Me pregunto si les duele vivir,
si por seguir en pie han de afanarse
y si elegir les fuera permitido
no optarían acaso por morir.Noto que algunos, con harta paciencia,
al cabo restablecen su sonrisa…
remedando una de esas lámparas
con una pizca de aceite provistas.Me pregunto si al irse acumulando
años… unos miles… sobre el dolor
que temprano les hiriera, tal lapso
pueda procurarles algún alivio.O si aún continuarán padeciendo
a lo largo de siglos de coraje,
iluminados hasta un sufrimiento
comparado con el amor más grande.Multitud son los afligidos, dicen,
multitud son las causas y variadas,
la muerte tan sólo es una y sucede
de repente y sólo clava los ojos.Hay el penar de escasez o de frío,
hay eso que llaman «desesperanza»,
hay el destierro de ojos naturales
privados de ver el aire natural.Y aunque su especie con exactitud
sea incapaz de precisar, aun así,
un vivo consuelo me proporciona
marchar de paseo por el calvario.En los modelitos de cruz fijarme
y ver cuáles son las que más se llevan,
mucho más fascinada al presentir
que algunas son réplicas de la mía.
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