Una curiosa historia que nos hace pensar sobre la popularización de la fotografía, sobre el brutal volumen de imágenes que se toman a diario y sobre el poder de difamación que se puede hacer gratuitamente desde las redes sociales.
Todo empezó cuando la fotógrafa Sarah Scurr subió esta fotografía que hizo en 2006 desde un crucero de un iceberg chileno a un concurso de fotografías de viajes del diario Telegraph en 2009. Su foto fue seleccionada como una de las mejores de la semana.
La fotógrafa chilena Marisol Ortiz Elfeldt vio dicha imagen y pensó que era un plagio de esta otra fotografía suya.
Acusó a Sarah en su Facebook y al diario de haber plagiado y retocado su foto con Photoshop. Quería recuperar sus derechos de autora.
Aquí la captura en el caso de que el post se edite o se elimine.
Para resolver esto el diario Telegraph pidió a ambas fotógrafas que proporcionaran los datos EXIF de sus fotografías y la conclusión es más que curiosa: ambas se tomaron el mismo día desde el mismo sitio con diferentes cámaras. Es decir, eran dos fotografías distintas y originales, nadie había plagiado a nadie. Ambas fotógrafas estaban en el mismo crucero y dispararon una junta a la otra con segundos de diferencia.
Marisol Ortiz escribió al diario
“Por increíble que parezca parece que Sarah y yo compartimos el mismo barco […] Cuando vi la fotografía, que parecía exactamente como la mía pensé que era la que yo había hecho pero parece que realmente ella estaba allí, junto a mi, disparando casi al mismo tiempo” – Marisol Ortiz Elfeldt
Una coincidencia que desde luego puede ocurrirnos a menudo sobre todo si cuando tomamos una fotografía estamos rodeados de otros tantos haciendo exactamente lo mismo. Como dice Sarah
“[…] Tendríamos que pensárnoslo dos veces antes de hacer acusaciones públicas […]” – Sarah Scurr
Deja una respuesta