Música de fondo: epitafio #EBE10

#EBE10 ha finalizado. Miles de personas que se saben e incluso presentan como gurús, tuiteros, frikis, geeks, fantasmas, aparecidos, polí­ticos, desaparecidos, medios, vendedores ambulantes, expertos, protagonistas, eternos secundarios, bloggers, business angels, SEOs posicionados, SEOs mal posicionados, algún moroso, emprendedores, Community Managers y demás fauna digital han invadido por tres dí­as el Hotel Barceló y los bares de Sevilla.

Con la resaca de algo no vivido y con vuestro permiso os dejo mi personal epitafio #EBE10.

«Recomiendo este blog»

Como advierten sus subtí­tulos, Música de fondo es un fanzine con cara de blog que se desarrolla desde el firme convencimiento de que menos es más, y la felicidad se comparte. Blog porque a dí­a de hoy el papel ha sido superado por la informática, así­ una redacción puede constituirse entre dos ciudades distantes centenares de kilómetros: Sevilla y Gerona. Artí­culo tras artí­culo, los responsables llevamos más de un año tirando de ese carro a nuestro ritmo que, como no sigue sino el trote de las buenas sensaciones, es lento. Sin embargo ya se pueden pasar horas de lectura entre entrevistas (con Javier Krahe), crónicas de conciertos (una con fotografí­a exclusivas del concierto aniversario de Sonny Rollins), recomendaciones de discos: como aquella que contaba lo de unos muchachos que guardaban LSD en la mesita de noche, también tuvo su gracia descubrir en otra a un combo de jazz moderno tocando canciones de la República española, o recetas de mojito.

Quizá no sea más que entretenimiento.

Música de fondo es el blog de un amigo pero basta con pinchar y leer alguno de los anteriores enlaces para saber que no es sólo la amistad lo que justifica su presencia aquí­, es sobre todo la calidad y calidez de sus artí­culos sobre cine, diseño y música. La lectura de alguno de ellos serí­a una buena forma de terminar EBE10, de recordar que el contenido, el gusto, la honestidad en lo comunicado es la esencia de la blogosfera.

Bien hecho Juan y cí­a.

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